BRASIL.-El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo el domingo estar «muy preocupado» por la presencia militar de Estados Unidos en el mar Caribe, cerca de Venezuela, y aseguró que quiere discutirlo con su homólogo estadounidense Donald Trump.
«Estoy muy preocupado por el dispositivo militar estadounidense desplegado por Estados Unidos en el mar Caribe. Esto me preocupa enormemente y tengo intención de discutirlo con el presidente Trump, porque me preocupa», declaró Lula a la prensa en Johannesburgo, al término de la cumbre del G20.
Estados Unidos ha desplegado en el Caribe el portaaviones más grande del mundo, acompañado de una flota de buques de guerra y aviones de combate con el fin, afirma, de llevar a cabo operaciones antidroga.
Por su parte, el presidente venezolano Nicolás Maduro denunció estas maniobras como una «amenaza» destinada a derrocarlo.
Washington advirtió el viernes a las aeronaves civiles en el espacio aéreo venezolano que «actúen con cautela».
Desde septiembre, las fuerzas estadounidenses han llevado a cabo ataques contra más de 20 embarcaciones en el Caribe y el Pacífico oriental, matando a más de 80 personas.
Según la administración estadounidense, eran narcotraficantes pero no aportaron pruebas.
Estados Unidos acusa a Maduro de liderar un cártel de drogas «terrorista» y Trump no ha descartado enviar soldados estadounidenses.
«Es importante que intentemos encontrar una solución antes de que empiece» un conflicto, dijo Lula, señalando que Brasil comparte frontera con Venezuela.
Así ha avanzado el despliegue militar de EE. UU. cerca de Venezuela
La Marina estadounidense ha estado posicionando rutinariamente buques de guerra cerca de la costa de Venezuela, en lugares alejados de las principales rutas de narcotráfico del Caribe, lo que sugiere que el despliegue se enfoca más en una campaña de presión contra Venezuela que en la operación antidroga que el gobierno de Donald Trump dice estar llevando a cabo.

Cruceros y destructores militares han estado navegando constantemente en una zona situada a entre 80 y 160 kilómetros de las costas venezolanas, según un análisis de imágenes satelitales facilitado a The New York Times y verificado por el equipo del diario. Si bien en esta zona se trafica cocaína, se ubica a cientos de kilómetros al oriente de las rutas de contrabando más transitadas, que, según datos del gobierno estadounidense, se localizan frente a las costas de la vecina Colombia.
Los buques forman parte del mayor despliegue militar estadounidense en el Caribe desde la Crisis de los misiles en Cuba de 1962, y constituyen una demostración de fuerza que ha incluido una serie de aviones bombarderos pesados sobrevolando a lo largo de la costa de Venezuela.
Aunque el gobierno de Trump ha dado mucha publicidad a sus actividades militares en la región y ha pregonado sus ataques aéreos contra presuntos barcos de contrabando, la ubicación de los activos navales se ha mantenido en gran parte en secreto. Los datos del satélite señalan casi 100 posiciones de al menos ocho buques en los últimos dos meses y medio, en su movimiento por el mar Caribe.
Barcos militares de EE. UU. captados en el Caribe
19 de noviembre

Algunos buques de guerra están equipados con potentes radares de vigilancia para identificar objetivos aéreos y terrestres, y están cargados con misiles de largo alcance capaces de atacar en el interior profundo de Venezuela.
“La presencia naval que vemos aquí está dirigida hacia Venezuela, y ellos pueden verla”, dijo Mark Cancian, coronel retirado del Cuerpo de Marines y experto militar del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Estados Unidos ha dicho que sus fuerzas militares se encuentran en la región para detener el flujo de drogas ilícitas, al tiempo que acusa a Nicolás Maduro, el presidente venezolano, de desempeñar un papel clave en su exportación a Estados Unidos. Al menos 83 personas han muerto en 21 ataques conocidos contra barcos en el Caribe y el Pacífico oriental que, según funcionarios estadounidenses, transportaban drogas.
El gobierno estadounidense no ha aportado ninguna prueba de que los barcos atacados llevaran drogas, y muchos juristas sostienen que no eran objetivos militares legítimos y que los ataques pueden estar infringiendo el derecho internacional.


