EL VATICANO.
–La muerte del
papa Francisco, ocurrida hoy lunes 21 de abril, marca un nuevo tiempo para la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, que ahora, además de las honras fúnebres de Bergoglio, debe iniciar los preparativos para el cónclave que elegirá al nuevo máximo jerarca de los católicos.
El funeral pontificio se celebra en la fecha que elija una reunión plenaria de cardenales. En los casos de los últimos cuatro papas, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI, este rito se celebró en la plaza vaticana, al aire libre.
Tras la muerte de un pontífice, el jefe del servicio de salud del Vaticano examina el cuerpo, determina la causa y redacta un informe. El cuerpo es vestido de blanco.Tras la muerte de un pontífice, el jefe del servicio de salud del Vaticano examina el cuerpo, determina la causa y redacta un informe. El cuerpo es vestido de blanco.
El cuerpo reposa en la capilla personal del papa para el pronunciamiento ritual de la muerte, que es presidido por el camarlengo. Éste es el funcionario del Vaticano que dirige la administración de la Santa Sede entre el fallecimiento o renuncia de un pontífice y la elección de otro. El camarlengo actual es el cardenal estadounidense Kevin Farrell, uno de los ayudantes más confiables de Francisco.
A diferencia del pasado, el rito ya no requiere que el cuerpo sea colocado en tres ataúdes hechos de ciprés, plomo y roble. Ahora se dispone en un ataúd de madera con uno de zinc en su interior. El papa lleva vestimentas litúrgicas rojas, su mitra (el tocado tradicional de los obispos) y el palio, una especie de estola. Cerca se encuentra el cirio pascual, que se utiliza en Semana Santa.
El camarlengo redacta la declaración formal de defunción, adjuntando el certificado que había elaborado el jefe del servicio de salud.
El maestro de celebraciones litúrgicas, Ravelli, decide cuándo otros fieles pueden presentar sus respetos antes de que el ataúd sea trasladado a la Basílica de San Pedro para su visualización pública.
Una vez en la basílica
Ahí se canta la Letanía de los Santos. El camarlengo encabeza la procesión.
En otra modificación, el cuerpo del papa ya no se coloca sobre un féretro elevado. Más bien, el ataúd de madera simplificado se pone frente a los bancos, con el cirio pascual cerca.En otra modificación, el cuerpo del papa ya no se coloca sobre un féretro elevado. Más bien, el ataúd de madera simplificado se pone frente a los bancos, con el cirio pascual cerca.
El sellado del ataúd
La noche anterior al funeral, el camarlengo preside el cierre y sellado del ataúd en presencia de otros cardenales de alto rango. Se coloca un paño blanco sobre el rostro del papa.
En el ataúd se coloca una bolsa que contiene monedas acuñadas durante su papado junto con un relato escrito del mismo periodo, conocido en italiano como «rogito», una palabra que indica un acto oficial. Es leído en voz alta por el maestro de ceremonias litúrgicas y luego enrollado y deslizado dentro de un tubo cilíndrico que se coloca dentro del ataúd. Otra copia se conserva en los archivos del Vaticano. Las tapas del ataúd de zinc y el de madera llevan una cruz y el escudo papal.

La insignia de armas de Francisco, que conservó de cuando era obispo, muestra un escudo y el monograma de su orden jesuita con las palabras en latín «Miserando atque eligendo», que significa «Habiendo tenido misericordia, lo llamó». Proviene de un episodio del Evangelio en el que Cristo elige a una persona aparentemente indigna para que lo siga.La insignia de armas de Francisco, que conservó de cuando era obispo, muestra un escudo y el monograma de su orden jesuita con las palabras en latín «Miserando atque eligendo», que significa «Habiendo tenido misericordia, lo llamó». Proviene de un episodio del Evangelio en el que Cristo elige a una persona aparentemente indigna para que lo siga.
El funeral y el entierro
El funeral es presidido por el decano del Colegio Cardenalicio o, si esto no es posible, por el vicedecano u otro cardenal mayor. El decano actual es el cardenal italiano Giovanni Battista Re, de 91 años. El vicedecano es el cardenal argentino Leonardo Sandri, de 81 años. A principios de este año, Francisco extendió ambos mandatos de cinco años en lugar de nombrar nuevos.
La reforma de Francisco permite el entierro fuera del Vaticano bajo la presidencia del camarlengo. Se imprimen varios sellos en el ataúd y se coloca dentro de la tumba.
Aunque muchos papas están enterrados bajo la Basílica de San Pedro en el Vaticano, el papa Francisco no continuará con esa tendencia.
En diciembre, el papa Francisco declaró que quería ser enterrado en la basílica romana de Santa María la Mayor, no en las grutas del Vaticano como otros papas, para estar cerca de su icono favorito, la Virgen María.
Francisco enfatizó durante mucho tiempo su papel como obispo de Roma y tiene una devoción particular por un icono de la Virgen María que se exhibe en la basílica de Santa María la Mayor, cerca de la estación principal de trenes de Roma.
La Basílica Papal de Santa María la Mayor en Roma, Italia, se fundó alrededor del año 432, según investigaciones y registros del Consejo de Superioras Mayores de Religiosas.
La iglesia se encuentra a pocos kilómetros del Vaticano y de la Basílica de San Pedro.
La basílica abre todos los días al público, que puede visitarla gratuitamente.
Después de cada viaje, por ejemplo, Francisco acudía a la basílica a rezar ante la Salus populi Romani (Salvación del pueblo de Roma), una pintura de estilo bizantino que representa a María, vestida con un manto azul, sosteniendo al Niño Jesús, quien a su vez sostiene un libro de oro enjoyado.
Hasta el momento la Iglesia Católica ha tenido 266 Papas, el más reciente de ellos el papa Francisco, quien fue elegido en 2013.
Sumo pontífice romano, vicario de Cristo, sucesor de San Pedro en el gobierno universal de la Iglesia católica, de la cual es cabeza visible, y padre espiritual de todos los fieles, así se define el cargo más importante del catolicismo.
¿Cómo se elige a un nuevo pontífice?
Tras la renuncia o el fallecimiento de un papa se activa un proceso conocido como cónclave, en el que se convoca a los miembros del Colegio Cardenalicio, órgano de la alta jerarquía de la Iglesia católica que reúne a todos los cardenales creados por el Papa.
Actualmente el Colegio Cardenalicio, establecido desde 1150, está compuesto por 252 cardenales de los cuales 139 son electores al tener menos de 80 años, y técnicamente también son candidatos elegibles al más alto cargo de la Iglesia Católica.
Según detalla el profesor de la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana, José Luis Meza, los cardenales se reúnen en la Capilla Sixtina a puerta cerrada, y aislados del mundo exterior, hasta que logran llegar a un acuerdo sobre quién debe ser la persona que dirigirá las riendas de la Iglesia en los años siguientes. Según detalla el experto, este proceso ha llegado a durar incluso años en épocas antiguas. Sin embargo, en la actualidad se trata de un proceso más ágil.
“El cónclave es un acto muy espiritual en el cual los cardenales, que son los pastores mayores, que tienen sobre sus espaldas la formación de la Iglesia, eligen quién podría ser ese primer animador de la Iglesia católica o el Papa. Durante el cónclave sesionan, hay dos votaciones por día, una en la mañana y otra en la tarde. Al votar se busca que al menos dos tercios de ese cuerpo de cardenales esté a favor de una determinada persona”.
Cuando dentro del grupo de cardenales participantes un candidato no alcanza los dos tercios de los votos, se emite una fumata negra que le indica al público reunido en la Plaza de San Pedro, y a las millones de personas que siguen el proceso por televisión alrededor del mundo, que aún no se ha llegado a un acuerdo sobre quién será el nuevo pontífice.
Una vez se alcanza un acuerdo entre los cardenales electores –con dos tercios de mayoría– es cuando se verá una fumata blanca.
El anuncio oficial se realiza desde el balcón de la Basílica de San Pedro. Uno de los cardenales pronuncia la frase en latín Habemus Papam, confirmando ante el mundo el nombre del nuevo líder de la Iglesia Católica.
Los nombres que suenan como nuevo papa
Matteo Zuppi, 69 años: Es el arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Se le considera un cardenal progresista con gran sensibilidad social, vinculado a la Comunidad de Sant’Egidio, conocida por su labor en la mediación de conflictos y su compromiso con los más pobres. Ha fomentado una Iglesia que sea abierta y dialogante, lo cual lo alinea con Francisco.
Luis Antonio Tagle, 67 años: Tagle, de Filipinas, se posiciona como una de las personalidades más relevantes del sector progresista de la Iglesia y ha sido visto como un posible candidato a Papa desde el cónclave de 2013. Fue arzobispo de Manila y en 2019 fue nombrado prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos por el papa Francisco. Su enfoque pastoral es muy próximo a la comunidad y su mensaje se enfoca en la misericordia, la inclusión y la justicia social. Es claramente afín a la línea de Francisco y podría continuar su legado.
Pietro Parolin, 70 años: Ocupa el cargo de secretario de Estado del Vaticano, lo cual le confiere ser una de las personalidades más influyentes en la Curia. Es un diplomático de carrera y ha estado involucrado en negociaciones clave, como el acuerdo con China sobre el nombramiento de obispos. A pesar de su carácter moderado y pragmático, su proximidad al poder vaticano y su función en la diplomacia lo posicionan más en la línea de la tradición institucionalista, que combina elementos de Francisco y Benedicto XVI.
Willem Eijk, 71 años: De Países Bajos, es el arzobispo de Utrecht y se le considera un teólogo tradicionalista. Se ha mostrado rotundamente en contra de las modificaciones en la doctrina referente a la moral sexual y a la comunión de aquellos divorciados que han vuelto a casarse. Ha cuestionado ciertas aperturas del papa Francisco y se alinea más con la postura de Benedicto XVI.
Peter Erdő, 72 años: De Hungría. En 2013 fue visto como un posible candidato a Papa, cuando se eligió a Francisco. Ejerce como arzobispo de Esztergom-Budapest y es el primado de Hungría. Es un canonista con una visión teológica conservadora. Ha participado en los sínodos sobre la familia y ha defendido posturas tradicionales en asuntos como el matrimonio y la bioética. Se alinea más con Benedicto XVI.
Raymond Leo Burke, 76 años: de Estados Unidos. Es uno de los cardenales más críticos del Papa. Francisco lo relegó debido a que siendo ex prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica se opuso a reformas como la de permitir la comunión a los divorciados vueltos a casar. Representa al sector ultraconservador de la Iglesia y se alinea claramente con Benedicto XVI.
Y Peter Turkson, cardenal de Ghana de 76 años, y Robert Sarah, prelado católico de Guinea de 79 años supuestamente son los favoritos para ocupar el lugar de Francisco al frente del Vaticano.
De ser así, se cumpliría la extraña profecía de Nostradamus, que predijo que
“primero, vendrá un ‘Papa extranjero’ que fue Benedicto XVI, luego llegará un ‘Papa viejo’ que fue Francisco, y, finalmente, un Papa negro, y con él, el fin del mundo”
Según Nostradamus, el nuevo papa sería el último en la Iglesia, ya que «el fin del mundo» anticipa el Juicio Final, el Apocalipsis.
Esto está relacionado con la profecía de San Malaquías sobre un manuscrito del Vaticano del siglo XII en el que se indicaba un gran cambio en la Iglesia Católica y la llegada del último papa.
Esto podría haberse cumplido con Francisco, que, desde su elección en 2013, tomó decisiones que no son propias de la Iglesia católica, como firmar documentos en italiano y no en latín o referirse a sí mismo como «Obispo de Roma» y no como «Papa».
Otra teoría gira en torno al cuadro que hay en la Basílica de San Pablo, donde aparecen retratados varios papas, y solo queda espacio para uno más después de Francisco.
Si se llena el último hueco, vendrá el Juicio Final.
¿Crees que estamos viviendo los últimos tiempos?
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