SANTO DOMINGO.-«La voz más alta del merengue», se apagó. Así consideraban al músico Rubby Pérez en República Dominicana, quien murió el martes en el club Jet Set, de Santo Domingo, mientras se presentaba en concierto ante cientos de personas.
El deceso del artista ha sido lamentado por diversas figuras de la escena musical latinoamericana y el gobierno ha declarado seis días de duelo por esta tragedia que ha marcado un ante y un después.
El mismo Ruddy Pérez decía ser dominicano de origen, pero también venezolano por el amor que el pueblo de este último país le manifestaba en cada presentación.
No sólo el pueblo dominicano tanto en el patio como en el exterior hoy cantan sus canciones y lloran su partida ante de tiempo, haciéndose virales en las redes sociales, como por ejemplo este grupo de niños venezolano.
Pasión por el Béisbol
Roberto Antonio Pérez Herrera nació en 1956, en Haina, República Dominicana. Su nombre artístico, según él mismo contó, vino de un apodo que le puso su abuela materna.
«Tú sabes que los abuelos apapuchan (abrazan) mucho a sus nietos… y mi abuelita, cuando estaba tranquila, me llamaba ‘Ruby’ porque ella decía que era su rubí negro, su tesoro», dijo en una oportunidad.
Un accidente automovilístico que afectó gravemente su pierna izquierda fue lo que llevó a Rubby Pérez a no perseguir una carrera en el béisbol, como había soñado de niño, y a iniciar una trayectoria musical que lo convertiría en un emblema en su país.
El 13 de junio de 1972, cuando tenía 15 años, fue atropellado por un vehículo. «Pensé que ya no tenía razón de existir», dijo sobre ese suceso en una entrevista que rescata Billboard en Español.
Su proceso de recuperación no fue fácil. Tuvo que pasar largo tiempo hospitalizado y requirió dos años de terapia para volver a tener movilidad en su pierna y poder caminar.
«Dios tenía otro propósito para mí y era que en vez de tener un bate en la mano tuviera un micrófono, que pudiera comunicar a la gente mi alegría, mi positivismo, mi deseo de seguir adelante, sin importar lo que sucediera», sostuvo Pérez, recordando que fue la música la que le entregó consuelo durante su largo proceso de recuperación.
Fue su hermano Neifi Pérez quien cumpliría su sueño en el béisbol, dándole muchas alegrías.
«Soy enfermo con el béisbol. Mi hermano fue jugador de grandes ligas y pudo conseguir lo que no pude. Logró ganar el Guante de Oro en la Liga Nacional en el 2000 y está en el Salón de la Fama en el Caribe», afirmó en una entrevista en 2013.
Vivía parte de su tiempo entre el campo y en medio de animales, sobre todo de vez en cuando utilizaba las redes sociales para mostrar lo frágil que es la vida, su sencillez y la importancia de proteger los recursos naturales.
Ruddy, también según el mismo narró en la entrevista con Silvio Mora hace tres años, le cantó al señor de los señores, al todo poderoso al final de su malograda carrera.


