“Cuando la mejor defensa a un amigo debería ser el silencio”
Por: Marcos Alvarez
En un mundo donde la lealtad se pone a prueba, nos enfrentamos a una tragedia que sacude los cimientos de nuestra comunidad.
Un fatídico accidente ha dejado un saldo devastador: más de doscientas vidas perdidas en circunstancias que claman por justicia. En el centro de esta calamidad, un nombre resuena: Antonio Espaillat, propietario de la discoteca JET SET. La negligencia comprobada que llevó al colapso del techo de este establecimiento ha desatado una tormenta de controversias y debates éticos.
Ante esta situación, surge una pregunta incómoda: ¿Hasta dónde llega la lealtad entre amigos? Algunos, como el periodista Julio Martinez Pozo y otros colegas de medios afines, han optado por defender lo indefendible. Pero, ¿es esta la postura correcta? Reflexionemos sobre el verdadero significado de la amistad en tiempos de crisis. Si bien es cierto que los amigos no se atacan en momentos difíciles, también es cierto que hay ocasiones en las que el silencio puede ser la mejor defensa.

La verdadera lealtad no siempre implica justificar lo injustificable. A veces, callar es la forma más sabia de apoyar a un amigo en desgracia. Pensemos en las familias de las víctimas, en su dolor y en su búsqueda de respuestas. ¿Cómo equilibramos nuestra lealtad personal con nuestra responsabilidad social? Este trágico suceso nos obliga a cuestionarnos sobre la ética en el periodismo y en las relaciones personales.

¿Dónde trazamos la línea entre la amistad y la integridad profesional? Es un momento para reflexionar sobre nuestro papel como comunicadores y como miembros de una sociedad que exige transparencia y justicia. No podemos ignorar la magnitud de esta tragedia ni las consecuencias de la negligencia. Cada vida perdida es un recordatorio doloroso de la importancia de la responsabilidad y la seguridad. En situaciones como esta, el silencio puede ser más elocuente que mil palabras de defensa.
Quizás, al callar, estamos defendiendo no solo a nuestro amigo, sino también los principios de justicia y verdad que deben guiar nuestra profesión y nuestra sociedad. Es un momento para la introspección, para evaluar nuestros valores y prioridades. ¿Qué mensaje enviamos cuando defendemos lo indefendible? ¿Cómo afecta esto a nuestra credibilidad y a la confianza que el público deposita en nosotros? La verdadera amistad se prueba en los momentos más difíciles, pero también lo hace nuestra integridad.
Es en estos momentos cuando debemos demostrar que somos capaces de mantener un equilibrio entre la lealtad personal y el deber moral. Que esta tragedia sirva como un punto de inflexión, un llamado a la reflexión sobre nuestro papel en la sociedad y nuestras.
Que nos recuerde que, a veces, el mayor acto de amistad es saber cuándo dar un paso atrás y permitir que la justicia siga su curso. En el silencio, a veces, encontramos la verdadera sabiduría y la forma más profunda de apoyo.


